Había una vez una persona a la que le gustaban mucho las piñas y las pipas. Se llamaba Pepe.
Pepe trabajaba con la pala y arreglaba puertas. Cuando llegaba a casa jugaba con su hijo a la pelota. Su hijo se llama Juanito y por su cumpleaños su papá le regaló un lápiz. Juanito se puso muy contento.
Al papá de Juanito le regalaron un pino. Todos los días cuando se levanta planta más pinos para formar un bosque. Y compraron una estatua de Picasso y la pusieron en una torre muy alta para decorar el bosque.
Pero como no estaba bien puesta la estatua se cayó y se rompió. Y Juanito y su padre la arreglaron con pegamento.
De repente algo se movió en un pino, ¡era una ardilla! La ardilla estaba buscando comida y se comió todas las piñas, luego engordó y se le rompió la chaqueta. Era que estaba creciendo... La ardilla se fue a su casa que estaba en la copa del pino más alto del bosque.
Cuando llegó el verano el papá de Juanito compró una piscina. La ardilla venía a bañarse con ellos cada fin de semana y le daban piñas para comer. Y vivieron felices para siempre.
Fueron felices y comieron perdices
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